23 nov 2010
Celebración del Dia de los Niños 2010
12 nov 2010
Cómo hacer crítica constructiva
Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron lo hondo que era, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.
Pero las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serian inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió, se desplomo y murió.
Pero la rana salto cada vez con más fuerza hasta que finalmente logro salir del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le dijeron: “nos alegramos mucho que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos“.
¿Qué tener en cuenta? Lo importante es entender que las palabras tienen poder de vida y muerte. Mientras una crítica destructiva puede hundir a la persona, sobre la que se vierte, la crítica constructiva puede reanimarle y suponer un acicate para mejorar.
¿Cómo hacer esa corrección de manera que se trate de una crítica constructiva y no destructiva? Practicar es el mejor consejo pero para los que deban hacerlas se puede partir de las siguientes consideraciones:
o Con aprecio: Se trata de corregir por aprecio no por burla o satisfacción propia. La persona tiene que percibir que está siendo corregida por su bien, no por despecho.
o Con respeto: Quien hace la corrección, debe de hacerla de forma que el orgullo de la otra persona no se sienta herido. Sería conveniente que muestre que también él necesita ser corregido en muchas cosas.
o En el momento adecuado: En ocasiones una corrección deberá retrasarse hasta que consideremos que la otra persona ha madurado lo suficiente para poder recibirla.
o En el tono adecuado: El objetivo no es vencer, sino convencer. ¿De qué me sirve quedar por encima, como el aceite? Si una corrección se hace con un tono prepotente, es probable que consiga el efecto contrario al que buscaba. Por ese camino la verdad resultará antipática.
5 nov 2010
Responsabilidad por nuestros hijos
- Repártanse de comun acuerdo entre papá y mamá las tareas de guía y control que cada uno ejercerá sobre los hijos. No todo lo debe hacer la mamá. Por ejemplo: quien revisa el cumplimiento de tareas en hijos menores, quien da los permisos para salir de la copropiedad, quien verifica la información que el hijo consulta en internet, quien se ocupa de investigar y conocer un poco más a los amigos de sus hijos, etc.
- Procuren distribuirse -en la medida de lo posible- la llegada más temprano al apartamento para ver cómo estan los hijos y qué estan haciendo
- Túrnense los padres para llamar telefónicamente al apartamento, para hablar con los hijos y monitorear lo que estan haciendo y en compañía de quien estan.
- Evite en lo posible que su hijo o hija ingrese a otro apartamento de un vecino que usted no conoce. Piense muy bien las autorizaciones para que sus hijos se queden una noche en otra casa. Hablen con los padres de los amigos en cuya casa se piensan quedar.
- Tengan un listado telefónico de todos los amigos de sus hijos. Puede ser util cuando ellos no llegan normalmente a casa.
- Los padres deben cuidarse de observar un comportamiento y actitudes coherentes con aquellas normas que enseñan a sus hijos. El testimonio personal es la mejor forma de educación.
- Procure interactuar con sus vecinos. Conózcalos! Entérese del comportamiento y hábitos más visibles de ellos, pues son objeto de ejemplo para sus hijos.
- Enséñeles a respetar a los mayores y guardar un comportamiento de sana convivencia dentro de la copropiedad. Hágales saber a sus hijos cuáles actividades pueden desarrollarse en las zonas comunales. Por ejemplo: No consumir bebidas alcoholicas en las zonas de parqueo, no jugar con balones, bicicletas y monopatines en sitios que puedan atropellar a quienes circulan, hacer buen uso de las zona verdes.
- Si su hijo o hija es adolescente y realiza una fiesta en uno de los salones comunales, tómese el cuidado y responsabilidad de verificar quienes asisten a la reunión y cual es su comportamiento.
- Concientice a sus hijos que el sótano no es lugar para reunirse con sus amigos. Es solo un sitio de parqueo de vehículos.
- Responsabilícese por los daños que eventualmente haga alguno de sus hijos en las zonas comunales de la copropiedad, y exíjale a su vez a sus hijos que guarden un comportamiento ejemplar. Encubrir malos comportamientos de un hijo es un mal precedente en su educación.
Probablemente usted amigo residente todo esto lo este aplicando completamente. Pero siempre habrá la oportunidad de mejorar en alguno de los aspectos mencionados.
En el libro del Eclesiástico, de la Biblia, hallamos en el capítulo 3 los siguientes Deberes para con los Padres, que deben ser enseñados a nuestros hijos:
Hijos míos, escuchad los consejos de vuestro Padre, ponédlos en práctica y os salvareis. Porque el Señor honra más al Padre que a los hijos, y afirma el derecho de la madre sobre ellos. Quien honra su padre expía sus pecados, quien respeta a su madre acumula tesoros. Quien honra a su padre recibirá alegría de sus hijos, y cuando rece, su oración será escuchada. Quien respeta a su padre tendrá larga vida, quien obedece al Señor conforta su madre, y sirve a sus padres como si fueran sus amos.
Honra a tu padre de palabra y obra, para que su bendición llegue hasta tí. Porque la bendición del padre asegura la casa de sus hijos, y la maldición de la madre arranca los cimientos. No te gloríes en la desonra de tu padre, porque su desonra no es motivo de gloria. La gloria de un hombre depende de la gloria de su padre, y una madre deshonrada es la verguenza de los hijos. Hijo cuida de tu padre en su vejez, y durante la vida no le causes tristeza.
Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente con él, no le desprecies, tú que estas en la plenitud de tus fuerzas. La compasión hacia el padre no será olvidada, te servirá para reparar tus pecados. En la tribulación el Señor se acordará de tí, y tus pecados se diluirán como el hielo ante el calor. Quien abandona a su padre es un blasfemo, maldito del Señor quien irrita su madre.